J. M. Coetzee, en Bogotá
J. M. Coetzee (2013) |
En esta ocasión, el objeto de la visita del gran narrador, autor de una docena de novelas consagradas en la academia y el público mundiales, es la de presentar, con un texto inédito, una colección que en Buenos Aires comenzó a publicar este año la Editorial El hilo de Ariadna, titulada "Biblioteca Personal J. M. Coetzee", cuyas dos principales características son, una, corresponder a la selección que el Nobel de Literatura 2003 hizo de once autores importantes en su vida literaria y personal, más otro volumen con sus poetas preferidos, y, dos, llevar un prólogo escrito, originalmente, para la colección por el mismo maestro J. M. Coetzee.
Esos once autores (Daniel Defoe, Heinrich von Kleist, Nathaniel Hawthorne, Gustave Flaubert, León Tolstoi, Ford Madox Ford, Robert Walser, Robert Musil, Franz Kafka, Samuel Beckett y Patrick White), más los poetas (aún se desconoce su selección, pero es probable que sean algunos de los divulgados en sus novelas), sin embargo, no son los escritores necesariamente "entrañables" de J. M. Coetzee, como se lo dijo a Juan David Correa en la entrevista publicada en el No. 106 de la revista Arcadia, de Bogotá. "(...) los de mi Biblioteca Personal", dijo Coetzee, "son libros de los que he aprendido mucho como escritor". Dicho de otra manera, son libros cuyas lecturas fueron fundamentales para la escritura de J. M. Coetzee. No se trata, tampoco, de las "influencias literarias". Para un escritor como Coetzee, que bucea en la lectura como pocos y que siempre dictó literatura en la universidad, de esos libros aprendió aspectos imprescindibles de la ciencia, el arte y el oficio de la escritura. Y esa es la inmensa importancia de esta Biblioteca Personal para un lector común y corriente o para un lector que va en la búsqueda de los procesos de la creación literaria. Por eso, debemos estar agradecidos con Soledad Costantini, a quien se le ocurrió pedirle dicha lista al gran J. M. Coetzee, y a él porque tuvo la paciencia de jugarse esa ruleta rusa y escribirle, con su agudeza de lector privilegiado, a cada libro -algunos con traducciones nuevas- un prólogo particular.
particular.
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