Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2013

La historia sin historia

La vida de un ser humano puede ser sólo un instante, pero si logra superarlo, entonces, la vida se convierte en una cadena de instantes. Es elemental, más no siempre evidente para todos. Cuando la persona hace conciencia de ese sucederse en la cadena, podría decirse que ha adquirido el sentido de lo histórico. Engarzar el pasado con el presente y el futuro en la cadena de instantes de la humanidad, con toda su complejidad y sin perder el orden perentorio que implican espacio y tiempo en las acciones –en la realidad que nos ha tocado vivir a los humanos de la Tierra-, es lo histórico. Y, repito, si se tiene conciencia de ese inevitable transcurrir, se tendrá, a su vez, el sentido de lo histórico. Lo cual, pareciera ser, resulta muy importante para el desarrollo de una sociedad culta que aspire a un futuro cierto y digno para sus ciudadanos. Sin embargo, entre nosotros vienen ocurriendo -las razones podrían encontrarse en las fracturas sociales producidas por la larga violencia políti

La Feria del Libro de Neiva

Imagen
Feria del Libro de Frankfurt, creada en 1948. Como la rueda o los sistemas digitales, uno de los grandes inventos de la humanidad fue el libro. Y en la vida del libro existen dos momentos culminantes: primero, cuando uno lo termina de escribir y, segundo, cuando lo ve en sus manos (hoy, real o virtualmente). Pero hay un momento intermedio, fundamental, en la vida del libro: me refiero a aquel en el cual uno, como autor, como padre de la criatura, se desprende del mismo para que alguien se entere de su existencia. Es cuando se vende o se regala. Es un punto culminante. Sin esa instancia, autor, libro y lector, nunca ingresar í an en la cadena del conocimiento que genera todo libro, ese motor de la historia de la humanidad. Ese momento de intercambio definitivo, suele producirse en un templo sagrado -propio de los pueblos cultos y civilizados- que todos conocemos como la librer í a (San Librario, como dir í a el librero y escritor Á lvaro Castillo). Sin embargo, la librer í a ll

Guillermo Páramo Rocha: 2003-2013

Imagen
Guillermo Páramo R. (Óleo de F. Sánchez Torres) El miércoles pasado, 28 de agosto, en una de las cuatro salas de teatro que posee la Universidad Central sobre la tradicional y cultural calle 22 de la Bogotá antigua, en la Sala Fundadores, se despidió de la comunidad docente unicentralista, su rector de los últimos diez años (20103-2013), el doctor Guillermo Páramo Rocha. Pero la despedida no fue al estilo colombiano, con discursos y cocteles, sino muy dentro de los rituales propiciados por él y que a él lo han convertido en una leyenda viva del pensamiento nuestro. Escogió, para esa ocasión del adiós académico-administrativo, un tema que desarrollaría de largo, con su sapiente narrativa y argumentación embelesadora, durante casi tres horas sin que nadie se diera cuenta. Esa noche, Guillermo Páramo Rocha, el sabio descendiente de artistas, habló sobre uno de sus temas más caros y que con mayor fervor desarrolla: el mito universal y el saber de las etnias de nuestra Amazonia. Habló